Cuando compramos una planta, para ponerla en el jardín, después del transplante tenemos una maceta de barro o plástico inútil.
Estas macetas están compuestas por biopolímeros totalmente naturales.
El envase se puede poner directamente en el suelo, donde se descompone gradualmente y de forma natural.
Esta idea permite eliminar este residuo, evitando la necesidad de reciclarlo. Se estima que únicamente el 4% de estos envases se recicla actualmente.
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