El científico del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) Andreas Mershin ha encontrado un método con el que se pueden crear células solares de muy bajo coste con restos orgánicos vegetales (podas, césped, etc.), productos químicos baratos y un colorante verde.
Para ello se extraen de las plantas las moléculas responsables de la fotosíntesis y se estabilizan para que puedan funcionar sobre un panel realizado con dióxido de titanio.
El rendimiento del sistema es únicamente del 0,1% de la energía solar captada, pero los resultados son 10.000 veces mejores que los anteriormente obtenidos.
Si el sistema se perfecciona podría generalizar el uso de energía renovable en muchos lugares del planeta que, debido a sus escasos recursos económicos, no tienen acceso a las tecnologías actuales.
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