El uso de cultivos que pueden ser utilizados para alimentar a la población como biocombustibles es el mayor inconveniente para el desarrollo de esta fuente de energía.
El cultivo del tabaco, tradicional en muchas regiones, puede encontrar un uso alternativo ante la presión de muchos gobiernos para disminuir su consumo.
Investigadores de la Universidad Thomas Jefferson han encontrado los genes responsables de la cantidad de aceite en la hoja de tabaco. Las semillas de tabaco contienen un 40% de aceite, aunque la producción por hectárea no suele subir de los 600 kg, haciendo inviable su utilización como biocombustible. El avance científico se ha producido al descubrir los genes responsables de la cantidad de aceite en las hojas. Una planta de tabaco tradicional contiene entre un 2 y 4% de aceite. Las nuevas plantas modificadas genéticamente un 6-7% lo que posibilita la utilización de la planta como biocombustible.
Una alternativa para aquellos agricultores que ven peligrar su forma de vida tradicional cultivando tabaco.
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