Aunque a primera vista puede parecer que no hay relación alguna entre la presencia de aerogeneradores y la productividad de los cultivos, estudios realizados por la Universidad de Colorado y el Laboratorio Ames sugieren lo contrario.
Aparte de generar electricidad las aspas de los molinos de viento generan corrientes de aire descendentes que pueden bajar la temperatura y modificar la humedad en el ambiente.
El movimiento del aire provocado por los aerogeneradores favorece el intercambio de calor. Este efecto puede ser beneficioso en los días más calurosos del año e impedir el agostamiento de los cultivos por golpes de calor. De igual forma puede mitigar los daños causados por las heladas, e incluso evitar las más tempranas del otoño.
Otro de los beneficios que apuntan los investigadores es el del descenso de las plagas. Al hacer descender el nivel de humedad las plagas de los cultivos, en especial los hongos, tienen unas condiciones más adversas para desarrollarse.
Los investigadores destacan que los efectos son sutiles, aunque en algunos casos pueden ser decisivos. Citan como ejemplo los temidos golpes de calor que pueden acabar con un cultivo en muy poco tiempo. En estos casos una diferencia de entre dos y tres grados centígrados puede ser decisiva.
Via: ameslab.gov
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